Nuestra piel es el órgano más expuesto a las radiaciones solares y éstas son una de las causas principales del envejecimiento prematuro, y lo que es más importante, las causantes de daños en las células epiteliales que provocan diferentes tipos de cáncer en la piel.

Es por eso, que protegerla de éstas radiaciones es una misión que debería ser crucial para el cuidado del órgano más extenso de nuestro organismo.

Pero no cualquier protector solar vale. Está demostrado que el uso de protectores con filtros químicos puede ser hasta contraproducente por la formación de radicales libres en sus reacciones.

En cosmética Bio sólo está permitido es uso de filtros físicos que son polvos minerales inertes como el óxido de cinc y el dióxido de titanio.

Protección solar facial, protector para la cara

De todas las zonas de nuestro cuerpo, la piel de nuestra cara es la más expuesta a las radiaciones solares.

La piel envejece por muchos factores: genéticos, factores medioambientales, procesos degenerativos, pero sin duda, el factor que hace que ésta lo haga de una manera particularmente prematura, es la exposición al sol.

A parte de envejecimiento prematuro, las radiaciones solares pueden provocar alteraciones en la pigmentación, provocando las antiestéticas manchas y, lo que es peor, pueden dañar las células epiteliales provocando diversos tipos de cáncer de piel. Es por esto, que debemos tener un especial cuidado en la protección  facial de nuestra piel.

Existen 2 tipos de filtros que se utilizan en la fabricación de protectores solares, los filtros químicos y los filtros físicos.

Los filtros químicos absorben las radiaciones solares y las bloquean mediante mediante reacciones fotoquímicas. Estos filtros pueden ser hasta contraproducentes por la formación de radicales libres en sus reacciones.

Los filtros físicos son polvos minerales inertes como el óxido de cinc o el óxido de titanio, que son los más usados. Forman una capa en la piel a modo de pantalla que refleja las radiaciones solares. Tienen una gran ventaja y es que no pueden ser absorbidos por la piel.

Para conocer el factor de protección que tu piel necesita seguiremos una sencilla fórmula:

Minutos que podemos tomar el sol sin quemarnos (10-15) x SPF y obtendremos los minutos que podemos tomar el sol con la crema sin quemarnos.